Antes de nada, quizas os extrañe que esta entrada esté duplicada, pero por motivos de bloguer, la entrada anterior no se actualizaba en vuestros blogroll, pareciendo con ello que no publicaba.
Y la conservo porque tiene algunos comentarios vuestros.
Y aclarado esto, pasemos a la receta.
Con esta receta os quiero presentar una versión un poco diferente de lo que sería un sándwich. Se cocina en el horno, pero con la particularidad, de que, ha de prepararse con antelación y dejarse en reposo unas horas, para que se asienten bien todos sus sabores. Y lo mejor de todo es, que podemos sentarnos a la mesa todos juntos, y disfrutarlo al mismo tiempo, sin esperas y sin tener que ir haciéndolos por tandas.
En
esta ocasión, le he puesto los siguientes ingredientes, pero vosotros siempre
podéis hacerlo con los que sean más de vuestro agrado.
Ingredientes para 5 personas: Siguiendo una dieta equilibrada de 1500 calorías diarias
4
rebanadas de pan de 1cm de grosor por persona
1
Cucharada de aceite de oliva virgen extra
1
Cebolla pequeña picada
1
Diente de ajo picado
5
o 6 Champiñones cortados en láminas
1
Bolsa de espinacas (cortadas, lavadas y listas para el uso)
Sal
Pimienta
negra molida
1
tomate grande o 2 pequeños
125
g de queso feta
Queso
rallado light para espolvorear (un poco)
1
Taza de leche descremada
Mostaza
de Dijon (al gusto)
Orégano
1
Huevo
1
Clara de huevo
Elaboración
Precalentar
el horno a 180ºC
Extender las
rebanadas de pan en una bandeja y hornear hasta que estén ligeramente doradas.
Poner el
aceite en una sartén antiadherente y calentar a fuego medio-alto.
Saltear la
cebolla, el ajo y los champiñones hasta que estén tiernos.
Añadir las
espinacas por tandas hasta que se ablanden y salpimentar.
Poner la
mitad de las rebanadas de pan en la fuente elegida.
Añadir la
mezcla de espinacas formando otra capa (también podéis espolvorear un poco de
ajo seco molido, si es de vuestro agrado, como así ha sido el nuestro)
Hacer otra
capa con las rodajas de tomate, añadir uniformemente por encima el queso feta
desmenuzado.
Y terminar
con otra de pan.
En un bol
mezclar la leche con las claras, los huevos, la mostaza y el orégano, batir
hasta que esté todo bien integrado. Verter sobre el pan, cubrir con un film y
dejar que repose en el frigo hasta el momento de su uso, para que absorban bien
todos los sabores. (Si lo vais a
utilizar para cenar, mejor que lo preparéis por la mañana, y si lo queréis para
medio día, sería conveniente que lo preparaseis la noche anterior).
Transcurrido
ese tiempo, descubrir la fuente, espolvorear con el queso rallado y llevarla al
horno, previamente calentado a 180ºC, y hornear durante 40 minutos
aproximadamente o hasta que adquiera un tono dorado.
Hacer las
porciones pertinentes.
Y consumirlo
inmediatamente.

















